jueves, 1 de julio de 2010

Una mañana de Sol


Una mañana de sol, calentita y hogareña. Hace frío, es pleno invierno, sin embargo el sol está brillante y radiante invadiendo cada espacio con su calidez. Me siento en el living de casa, comoda en el sillón mullidito, leo un libro, respiro tranquilidad, recibo energía revitalizadora del día que comienza, el sol me acuna, me encuentro conmigo misma, me escucho, me doy ese lugar sin exigencias sin presiones, me doy un rato de paz que necesito después de una semana de tanto trabajo, por horas y por desafíos, ya pasó, llegó el descanso merecido, y lo vivo, lo disfruto, lo experimento.




sábado, 5 de junio de 2010

Evitar las Críticas

"Que Dios te recompense en amor todo el amor que hayas dado
y toda la alegría y paz que hayas sembrado a tu alrededor,
en todas partes del mundo."
Madre Teresa.

domingo, 6 de septiembre de 2009

“El que conoce lo externo es un erudito.

El que se conoce a sí mismo es un sabio.

El que conquista a los demás es poderoso.

El que se conquista a sí mismo es invencible”

- LAO TSE -

Ir más despacio

Me pregunto porqué hay que ir tan rápido, o porqué hay que bajar el rito hacia la lentitud. Quien marca nuestro ritmo? Es una pregunta que quizás no nos hagamos, porque no tenemos tiempo de pensarlo o tal vez no sabemos la respuesta, sólo algo nos lleva a seguir y seguir y no parar, no saber adonde voy pero seguir sin pensar mucho, sin mirar para atras , sin mirar hacia adelante con compromiso.
La respuesta es que para ser felices nuestro ritmo lo tenemos que marcar cada uno de nosotros mismos en nuestro interior, ese ritmo tan propio nos va a guiar por el mejor camino a la mejor velocidad.
Cuando conservamos nuestro ritmo, el tiempo para lo que deseamos hacer se encuentra naturalmente.
Hace poco leí un libro titulado "Elogio a la Lentitud" un best seller escrito por Carl Honoré, al pricipio pensé que me iba a encontrar mas de lo mismo con respecto al tema, pero para mi alegría me encontré con una mirada distinta llena de increíbles anécdotas que delatan nuestra necesidad de ir más rápido sin motivo alguno y olvidando escuchar nuestro interior que marca ese ritmo propio.
Y cuando cambia el ritmo, entonces todo cambia, nuestra forma de alimentación, el sueño, el contacto con la naturaleza, nuestras actividades, hábitos, hobbies.
El punto de equilibrio entre una vida como la de esta época y ese ritmo a cuidar se consigue con mucho trabajo y conciencia. Vale la pena intentarlo.

viernes, 3 de octubre de 2008

Los Proyectos de Cada día

Cuando pienso en el Cuantas cosas son las que nos movilizan el espíritu y el alma, y cuantas nos dan un lugar de paz interior. Las unas nos mueven, nos llevan a alcanzar metas personales, nos hacen crecer en aprendizaje en experiencias y las otras nos conducen a conocernos mas internamente, a conectarnos con sensaciones y sentimientos, con placeres intimos, con el descubrimiento de espacios propios.
Los proyectos personales nos dan infinitas posibilidades de encontrar la alegría interior, ya que siempre nos llevan a sentirnos conectados con un objetivo y eso nos moviliza para alcanzarlo. Todo nuestro ser se encuentra ante un desafío, se llena de entusiamo por aprender una nueva actividad, por descubrir nuevas sensaciones en el andar.
Pero cuando hablo de Proyectos, no me refiero a grandes emprendimientos, sino a todas aquellas cosas que constituyan para nosotros desafíos.

sábado, 14 de junio de 2008

El reencuentro con mis valores…La importancia de aquellas pequeñas cosas


Hoy vuelvo a encontrarme con mis valores, están en lo profundo de mi…a veces más olvidados…casi escondidos.

Hoy encuentro lo placentero que es consolidarme una vez más en mis creencias y vivir de acuerdo a ellas.

Hoy me doy cuenta de que mis afectos casualmente comparten la mayoría de mis valores y siempre van a contribuir a ese reencuentro.

En el medio de los ires y venires diarios, muchas veces se va desdibujando y olvidando la importancia en aquellas pequeñas cosas que son la razón especial de nuestro camino y de esta manera se hace difícil sustentarse en el bullicio de opiniones, juicios, comentarios.

Nuestros valores nacieron con nosotros y fueron creciendo, madurando, reforzándose a lo largo de nuestra vida. Son nuestra guía, constituyen la base que nos unió a cada uno de los seres que comparten la vida con nosotros y a través de ellos revalorizamos nuestros vínculos .

Mantenerlos fuertes y a flor de piel es lo que nos da fuerza y certeza, nos ayuda a desenvolvernos en las situaciones diarias con paz y a vivir respetando nada menos que a nuestros sentimientos.

Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas

que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve.

Joan Manuel Serrat, Aquellas pequeñas cosas.

jueves, 3 de abril de 2008

La rutina como un placer para disfrutar

La rutina ha tenido muy mala prensa desde hace tiempo, incluso se la ha usado como sinónimo de aburrimiento, pesadez, estancamiento, y aún mas se la ha culpado de rupturas, desamores, y otras desventuras.
Pero la rutina tiene mucho de bueno y positivo.
Hace poco leí una nota de Miguel Espeche que hablaba justamente de esto y relacionandolo con el amor reafirmaba lo buena que puede ser. En esta nota decía que "vivir los amores con el fuego del primer día haría simplemente que nos consumamos rápido.
Lo bueno de que exista rutina es que podemos ordenarnos, primero fisicamente y luego interiormente, gracias a la rutina podemos repetir todas aquellas cosas que nos gustan y disfrutarlas una y otra vez, como un encuentro con amigos, una comida en familia, un partido de tennis, un paseo, una caminata, una noche en compañía de un amor, etc, y todo gracias a la rutina!
No sé de cuando o donde la rutina empezó a tener mala prensa, pero lo que sí estoy convencida es que la clave es utilizarla a favor de cada uno, permitir que viva en nosotros para todo aquello que nos hace bien, para repetir una y otra vez esas pequeñas cosas o eventos que de rutinarios ya no parecen trascendentes pero que en cambio son la sal de nuestros días y el dulce de nuestras noches.